jueves, 13 de junio de 2013

Tu expresión primero me sorprende. Me mirás. Me miro. Intento ver qué es lo que en mi estás viendo, cual es el motivo de tu atención hacia mi. Vuelvo a mirarme. Te veo. Ahí sentada del otro lado del vidrio. Y justo a punto de desviar la mirada, me veo reflejada en ese mismo vidrio. Y río. Río por lo que genero. Me voy de mi propio reflejo y vuelvo a verte. Tu expresión más sorprendida todavía, ante mi reacción. Dos realidades tan distintas, separadas solo por un vidrio.



No hay comentarios:

Publicar un comentario