Tu expresión primero me sorprende. Me mirás. Me miro. Intento ver qué es lo que en mi estás viendo, cual es el motivo de tu atención hacia mi. Vuelvo a mirarme. Te veo. Ahí sentada del otro lado del vidrio. Y justo a punto de desviar la mirada, me veo reflejada en ese mismo vidrio. Y río. Río por lo que genero. Me voy de mi propio reflejo y vuelvo a verte. Tu expresión más sorprendida todavía, ante mi reacción. Dos realidades tan distintas, separadas solo por un vidrio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario